26JULIO1822 | Bicentenario de la Entrevista de Guayaquil. Bolívar y San Martín se reúnen para trazar el destino del Perú


En la histórica reunión entre los dos Libertadores se discutieron temas fundamentales sobre la situación política del Perú: la forma de gobierno que debía establecerse y el término de la guerra
Foto: San Martín y Bolívar en Guayaquil. Óleo Pablo Durcos, Embajada de Venezuela, Buenos Aires

Prensa MPP- Despacho (Ricardo Antequera / 26.07.22).- El 26 de julio se conmemora el Bicentenario de la Entrevista de Guayaquil entre el Libertador Simón Bolívar, presidente de la República de Colombia, y el general José de San Martín, Libertador del Sur y Protector del Perú. En esa histórica reunión entre los dos Libertadores se discutieron los temas fundamentales sobre la situación política del Perú: la forma de gobierno que debía establecerse en la jurisdicción del antiguo virreinato, así como también el término de la guerra contra el imperio español.

La Entrevista de Guayaquil fue una jornada que duró dos días, se celebró entre el 26 y 27 de julio y fue secreta entre ambos jefes militares, sin testigos y sin interlocutores de ningún tipo. Esta característica mantuvo cubierta con un manto de misterio esa histórica reunión durante muchos años, y su contenido fue un enigma para la historiografía latinoamericana del período de la Independencia, hasta bien entrado el siglo XX. El resultado lo conocemos, luego de la Entrevista de Guayaquil el general San Martín se retiró de la vida pública y se exilió en Francia. Por su parte el Libertador Simón Bolívar se convertiría en dictador del Perú, y la espada del general Sucre libraría la magna Batalla de Ayacucho, culminando la guerra.

Bolívar en los preliminares del encuentro

Bolívar es el primero en ocupar la ciudad de Guayaquil el 11 de julio de 1822. Dos días después en franco uso de la "manu militari", puso a la ciudad bajo la protección de Colombia, y ordenó izar el pabellón grancolombiano en toda la entidad. Con esto puso fin a la neutralidad que Guayaquil mantuvo hasta ese momento. Seguidamente se dispone a ordenar los preparativos para la jornada que se avecinaba.

Cuando San Martín desembarcó el 26 de julio en el puerto, no se encontró con una ciudad neutral de Colombia y Perú, arribó a un territorio ocupado militarmente por el ejército colombiano. Comprendió de inmediato, que la primera partida de ese ajedrez político que sería la entrevista, estaba ganada. Bolívar tuvo una importante ventaja sobre su interlocutor: estaba informado por Manuela Sáenz sobre su personalidad y carácter. La quiteña durante su estancia en Lima fue amiga de Rosita Campusano, ligada sentimentalmente con San Martín desde su llegada a finales de 1820.

El encuentro de los Libertadores

La reunión entre ambos Libertadores se efectuó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. El general San Martín aspiraba que Bolívar le diera el mando de su ejército para que él culminara la guerra en el Perú. Y que al término del conflicto, la forma de gobierno que se estableciera era la monarquía, personalizada en un príncipe europeo. Sin embrago ninguna de las dos demandas llegarían a darse. Con el despliegue militar ejecutado al llegar a Guayaquil, Bolívar dejaba por sentado que sería él, al mando de su ejército, quien ocuparía el territorio del Perú para poner fin a la guerra en el sub continente americano.

El enigma de la entrevista

La historiografía recoge que la entrevista entre ambos personajes fue confidencial y sin testigos; sin embargo existe un testimonio sobre el contenido de los temas que se discutieron. El general José Gabriel Pérez, secretario de Bolívar y presente en Guayaquil durante los dos días que duró la reunión entre Bolívar y San Martín, escribe una carta al general Sucre el 29 de julio siguiente, obviamente que la comunicación fue secreta, donde expone el contenido tratado en la entrevista:

"REPÚBLICA DE COLOMBIA.

Cuartel General en Guayaquil, a 29 de julio de 1822, 12º.

Secretaría General. Al Señor Intendente del Departamento de Quito, General A. J. de Sucre.

Señor General:

Tengo el honor de participar a V.S. que el 26 a las nueve de la mañana entró en esta ciudad S.E. el Protector del Perú.

El Protector luego que vio a S.E. el Libertador a bordo del buque que lo conducía le manifestó del modo más cordial los sentimientos que le animaban de conocer al Libertador, abrazarle y protestarle una amistad íntima, sincera y constante. Felicitó a S.E. el Libertador por la constancia admirable en la causa que defiende en medio de las adversidades que ha experimentado y por el triunfo que ha coronado su heroica empresa: en fin el Protector manifestó a S.E. de todos modos su amistad colmándolo de elogios y de exageraciones lisonjeras. (...)

El Protector se abrió a las conferencias más francas que se redujeron principalmente a las siguientes:

Espontáneamente, dijo el Protector a S.E., que no se había mezclado en los enredos de Guayaquil en los que no tenía la menor parte y que la culpa era de ellos, refiriéndose a los contrarios. S.E. le repuso que se habían llenado sus deseos de consultar este pueblo; que el 28 se reunían los electores que contaba con la voluntad del pueblo y la pluralidad de los votos en la Asamblea. Con esto varió de asunto el Protector y siguió tratando de negocios militares y de la expedición que va a marchar.

El Protector se quejó mucho del mando y sobre todo de sus compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima. Aseguró que iba a retirarse a Mendoza: que había dejado un pliego cerrado para que lo presentasen al Congreso renunciando el Protectorado y que también renunciaría la elección que contaba se haría en él, y que luego que ganara la primera victoria se retiraría del mando militar sin esperar a ver el término de la guerra; pero añadió que antes de retirarse pensaba dejar bien puestas las bases del gobierno. Que éste no debía ser democrático porque en el Perú no conviene, y últimamente dijo que debería venir de Europa un príncipe solo y aislado a mandar al Perú. S.E. contestó que en América no convenía ni a Colombia tampoco la introducción de príncipes europeos porque eran partes heterogéneas a nuestra masa, y que por su parte S.E. se opondría a ello si pudiese, más sin oponerse a la forma de gobierno que cada uno quiera darse. S.E. repuso todo lo que él piensa sobre la naturaleza de los gobiernos, refiriéndose en todo a su discurso al Congreso de Angostura. El Protector replicó que la venida del príncipe sería para después.

Es de presumirse que el designio que se tiene en el Perú es el de erigir una monarquía sobre el principio de darle la corona a un príncipe europeo con el fin, sin duda, de ocupar después el trono el que tenga más popularidad en el país, o más fuerza de que disponer. (...)

El Protector ha manifestado a S.E. que pida todo lo que guste al Perú, que él no hará más que decir sí, sí, sí a todo y que él espera otro tanto de Colombia. La oferta de sus servicios y de su amistad es ilimitada, manifestando una satisfacción y una franqueza que parecen sinceras. La venida del Protector a Colombia no ha tenido un carácter oficial, es puramente una visita la que ha hecho a S.E. el Libertador, pues no ha tenido ningún objeto ni político ni militar, no habiendo hablado siquiera de los auxilios que ahora van de Colombia al Perú. (...)

J. G. PEREZ."

El retrato que San Martín conservó hasta su muerte

Después de culminadas las conversaciones el 27 de julio, el general San Martín se embarcó de regreso hacia el Perú, para desde allí separarse del mando, y retirarse al exilio en Francia. Como anécdota a la Entrevista de Guayaquil existe el obsequio que Bolívar hizo de su retrato, un óleo sobre tela de autor anónimo, que San Martín conservó hasta el momento de su muerte en su casa en Boulogne sur Mer.






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